domingo, 12 de julio de 2009

Una vida ordinaria

De madrugada se me antoja una vida ordinaria. Una en la cual no sea muy hispana en los nortes o muy cosmopolita para la islita. Una con emisoras locales y anuncios conocidos. Sin análisis, sin pretensiones. En un solo idioma. En un solo lugar. Una sin amistades cuya única prueba de supervivencia sea alguna tela traslúcida y cibernética. Una vida más concreta. Porque el tiempo apenas se cuenta en intervalos de un año. Y de momento se está más viejo. Pero se llega habiendo dejado pedazos en distintas partes, lo cual tiene todo de poético y nada más. Una vida daltónica donde no se vea el verdor del patio al otro lado.

1 comentario:

Arturo Ulises dijo...

Yo me siento al inverso. Quiero dejar pedazos de mí por otras partes. Quiero mirar al otro lado, ver el verdor, darme la vuelta y seguir andando.

Como siempre, excelente escrito.