jueves, 24 de julio de 2008

Productos lácteos


Voici Candice, la vaca disfrazada de letrero del metro. Parte de la pizarra/imán de nuestra nevera, útil, en teoría, para la lista de compra y las cuentas del supermercado, Candice padece de crisis de identidad. Creemos que puede ser debido a que es ciudadana de la república (!) francesa, bretona o, claramente, adicta a la cafeína. En poco más de un mes, nuestra vaca ha sido sujeto de la clase media en los suburbios de París, la profesora de etnografía cuya única respuesta a todo cuanto puede decir un estudiante es un prolongado “¡Mmmmm!” y nuestro vecino misterioso, el cual Anna ha bautizado “the moaner”. De éste último no tengo fotos; basta con imaginar una mezcla sonora de borrachera, bulimia, cáncer estomacal, catarro y guille de fantasma, acompañado de una risa frenética luego de sus ataques. Esta semana, Candice es Josh, quien, a su vez, se cree Hillary Clinton; es, pues, como una meta-crisis de identidad (porque todo lo meta suena inteligente).
Fait-divers. El chófer de la guagua pública de al lado guiaba con el mapa mano para hacer el viaje más entretenido. En la retirada de la comuna de 1871, los parisinos intentaron derretir la torre de la Bastilla insertando barcos en llamas en los túneles bajo la plaza del obelisco. Por el contrario, el fuego sólo quemó los restos de algunos faraones egipcios que el Louvre había enterrado bajo la plaza. Bajo los Champs Elysées hay un arsenal de armas nucleares. Vivo cerca de aquel café al que fuimos la vez primera.
Apprivoiser. Ando sin el mapa bajo la nariz. Me entretengo demasiado en la sección de lácteos. He vuelto al té (Me 1, Tea 0); al menos de eso siempre sirven una taza y no un 'shot'.
Étudier. Ahora que sólo recomienzo, pienso en lo oportuno que sería la caída de un meteoro del tamaño de país. Geográficamente, sólo se pierde el espacio de Texas (el cual tampoco sirve de mucho). Hay vino en otros países y se podrían reubicar todas la vacas antes del evento. España y Portugal serían una isla, lo cual sería bonito, y Alemania podría tener, por fin, su espacio político correspondiente según la teoría de supervivencia del más apto (de acuerdo a Denise). Igual, la gente anda de vacaciones desde la semana pasada y, según descubrí mientras buscaba en vano a gente para entrevistar, medio país se va de viaje durante las vacaciones. Así, al regresar de sus viajes, quedarían unos cuantos franceses para facilitar los documentales del Discovery Channel y uno que otro libro de sandeces nostálgicas sobre la memoria colectiva. Por último, eso me haría estudiante de historia, al fin deshaciéndome del apellido ‘civilización’, el cual logra ser tan ambiguo como ingenuo…
Decidida, pues, a abandonar el campo, me matriculé en cursos de Pennsylvania Dutch.
Las otras dos vacas se llaman Elsie y Clara.