Días como hoy parezco haber tomado descongestionante y todo cobra eco. A pesar del café, el lóbulo frontal derecho sigue dormido; gracias a Maité por la clase matutina de neurología. Me explico: veo y pienso en ello sólo lo suficiente para evitar un derrame cerebral por inacción neuronal, o algo parecido; me limito a evitar el estado comatoso... Y sigue pas(e)ando la gente.
Días como hoy me parece que las tardes caribeñas son iguales en invierno que en verano.
Días como hoy desearía no saber. Que no tengo tiempo. Que no tengo tiempo. Que no tenerlo es condición necesaria de saberlo y que, por lo tanto, no he de tenerlo sabiéndolo. El tiempo sólo hace falta; supongo que sobrará un tanto en la vejez, tal vez generalice demasiado. Ya me enredo en el lugar común.